Luis cumple 18 años el mismo 24M. Y votará, aunque todavía no tiene cerrada sus papeletas. Le tocan las urnas más moviditas de los últimos lustros, y sin embargo a él le parece que el mapa político es más de lo mismo.
Piensa que a la gente de su generación le cuesta identificarse con un partido. Lamenta que la política sea más imagen que ideas. No tiene a ningún político como referencia. Su propuesta es desprofesionalizar la gestión de la cosa pública. Es crítico, pero no es iconoclasta. Cree en la política, siempre y cuando se entienda como un servicio para mejorar España.
Quizás no sea el prototipo de joven de su generación, como demuestra su reflexión. En mitad de los exámenes finales de curso, y con la selectividad a tiro de piedra, ponemos la grabadora delante de un joven desconocido que dice verdades como puños. No sé si para él el 24M será “la fiesta de la democracia”. Por su gesto, intuyo que no. Pero sí será el día desde el que pueda ejercer su derecho al voto. Para los que piensan que los jóvenes son sólo pasivos, aquí un preuniversitario con ideas propias y, seguramente, sensatas.
¿Qué supone para ti tener derecho a votar?
Pues es una sensación extraña. Cuando eres menor piensas que los problemas de España y los asuntos del país no van contigo. Tú estás con tus cosas, y cuando llega el momento de poder votar, tienes que plantearte en serio qué partido político o qué ideología es la que mejor te representa. Cómo crees que hay que llevar el país para adelante. Es un tiempo para reflexionar, porque, aunque parezca que un voto no cuenta nada, los votos sumados son los que deciden los gobiernos.
A ti, sin embargo, la política siempre te ha llamado la atención. ¿Por qué?
Me parece que los personajes más relevantes del país deberían ser sus políticos. En España la persona más importante es el Rey, y después, el presidente del Gobierno. La política es clave, porque al final es la que decide en qué dirección caminamos: si hacia adelante, o hacia detrás…
La política muchas veces es menospreciada, y más ahora que parece que todos los políticos son corruptos, criminales y ladrones. La política es gobernar, y gobernar es fundamental para un país. Un país que no es gobernado es una anarquía.
¿Qué impresión personal tienes de la política en España?
Tengo la sensación de que en España sobran los políticos profesionales y faltan profesionales en la política. No es una idea mía, la he oído no sé dónde… Y ningún partido se salva de esto. Al final es lo que vemos en el Congreso o en los parlamentos autonómicos: personas que pertenecen a partidos que se pasan las legislaturas sacando trapos sucios… El fin de la oposición debería ser controlar y criticar de manera constructiva, siendo más un apoyo que una carga. Si la mitad del parlamento tira para un lado y la otra mitad, para el contrario, al final nos quedamos estancados.
Tengo la sensación de que los partidos, y quizás lo veamos más ahora en tiempo de campaña electoral, lo que proponen es “no votes a ese partido, porque tiene más trapos sucios que yo”, o “no votes a ese partido, vótanos a nosotros, que no tenemos todavía ningún escándalo de corrupción”… Parece que la idea es votar al que no lo haga mal, y no al que ideológicamente me representa y que puede hacer bien al país. Es un panorama triste.
¿Cómo estás viviendo la campaña electoral?
Este año hemos estudiado algunas técnicas de marketing en Economía, y es llamativo lo mal que se publicitan los partidos a sí mismos. A la gente de la calle no nos llega una imagen seria y bien cuidada de los partidos políticos. Los partidos deben hacer un esfuerzo para promocionarse mejor y que sus ideas lleguen a la gente. No votamos a una imagen, sino a las ideas de un partido.
Votas por primera vez en unas elecciones novedosas, con Podemos y Ciudadanos. ¿Notas algo especial?
Los medios han hablado mucho de que se acercaba el fin del bipartidismo en España, que el Parlamento iba a estar partido en cuatro trozos… Es un poco triste que los pocos efectos renovadores que vemos en la política española después de todos los escándalos de corrupción y de ver que en todos los partidos alguien roba dinero del Estado, al final parecen ser más de lo mismo… Esos esfuerzos de cambiar el rumbo de la política son muy endebles. No creo que tengan fruto. Cambiaremos un partido por otro, y ya está. No veo una renovación seria.
¿Qué escuchas a la gente de tu generación sobre la política española?
En general, la gente de mi generación no se siente llamada por la política. Todos vemos, leemos y escuchamos lo que dicen los medios, y todos nos sentimos perdidos. No sabemos a quién votar. Hay desinformación, y una especie de sensación de que esté quién esté en los parlamentos, la situación va a ser la misma. No vemos una seria propuesta de cambio.
¿Algún modelo de referencia sobre lo que entiendes como buen político?
No.
¿Cómo vives con 18 años esa ruptura entre política y sociedad de la que hablas?
Un problema gordo que tiene España y que yo sufro especialmente es la Educación. Noto un cierto pitorreo con algo que me parece clave. Hoy gobierna el PP, mañana, veremos qué pasa… Y el que venga después cambiará las leyes, y al final tenemos a España convertida en un aula de alumnos perdidos… Al final somos objeto de experimentos curiosos poco serios. La falta de consenso es alarmante.
Cuando se habla del paro y de los problemas sociales, ¿a ti te afecta? ¿Tienes miedo al futuro?
Sí, aunque también tengo esperanza. Parece que, con mucho esfuerzo, se va superando la crisis, aunque a mí también se me cae el alma a los pies cuando ves que hay 5 millones de ciudadanos en paro con una situación económica lamentable… Pienso que eso me podría pasar a mí el día de mañana, pero también tengo esperanza porque parece que hemos tocado fondo y que vamos a mejor.
¿Te gustaría dedicarte a la política en el futuro?
Lo he pensado algunas veces, pero nunca en serio. Cuando termine la carrera y tenga más perspectiva, me lo plantearé de verdad. De todas formas, a mi generación nos cuesta identificarnos con un partido, así que no sé cómo me enfrentaría yo a una carrera política… Quizás me plantearía desarrollar un partido propio. Creo que ahí está la verdadera renovación. Los jóvenes tenemos ese deber, porque en breve vamos a tomar las riendas del país… Muchas veces nos olvidamos de que todos los ciudadanos tenemos esa obligación y esa responsabilidad de buscar, juntos, el bien de España, y mejorar la situación de nuestro país.
Ahora nos dedicamos a terminar nuestra etapa escolar, hacer una carrera, quien la haga, entrar en el mundo laboral, y ya está. Se nos pasa que hay una alternativa bonita, que es la del servicio al país a través de la política.
¿Cuál sería el lema electoral con el que mejor engancharías?
A nuevos tiempos, nuevas medidas. Me da la sensación de que en nuestra democracia, desde que hubo ese proceso de Transición del Franquismo, nos hemos atascado en lo mismo: la alternancia del PP y del PSOE en el poder, pero que al final es siempre lo mismo. Tomar unas medidas y aprobar unas leyes. Cuatro años después, dar marcha atrás, y aprobar leyes opuestas. Los nuevos tiempos, especialmente estos que son a veces un poco oscuros y en los que se mira al futuro con desconfianza, es el momento del consenso, de buscar una solución todos juntos, y aplicarla, valorarla, seguirla, y si no funciona, proponer otra. Así es como progresa un país.
Estos nuevos tiempos duros hay que afrontarlos con consenso, con soluciones conjuntas, y no son tiempos de “y tu madre más”. A nuevos tiempos, nuevas medidas.
¿Y nuevas caras?
También. La renovación de los que hacen política me parece esencial. Quizás no hagan falta nuevos partidos, pero sí que cada partido se tome en serio que estamos en un tiempo nuevo, en el que la gente exige más a los políticos, y exige más responsabilidad… Da la impresión de que los políticos se olvidan de que los ciudadanos, en las urnas, les hemos confiado un poder. Yo lo haré el próximo domingo, ya veré a quién: yo voto con la seguridad de que, al partido que vote, le voy a confiar mi futuro, y mi bienestar. Eso quizás los políticos, que tienen demasiados privilegios, olvidan después de unas elecciones. Su deber es el bien del país, no pensar en sí mismos. No se trata de llegar al poder por llegar al poder. Se trata de llegar al poder con un fin: cambiar las cosas a mejor.
La gente joven en esto tiene un papel esencial. Podemos, con Pablo Iglesias, y Ciudadanos, con Albert Rivera, son dos partidos que han apostado por las caras jóvenes. Eso, al menos a mí, me atrae. Pienso que la gente de mi generación asocia las caras antiguas a atraso, irremediablemente, pero una cara joven, una cara nueva, que no ha tenido aún protagonismo político, transmite más confianza.
A seis días de las elecciones, ¿tienes tu voto decidido?
En las elecciones municipales, sí. En las autonómicas no lo tengo nada claro todavía…
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