Foto: Álvaro García Fuentes
Aviones. Rascacielos. Escenarios. Aplausos. Batuta. Tesón. Al fondo, la Alhambra. Pablo Heras-Casado conquistó América, y después, como en un tablero del Risk, fue poniendo su música en cada orquesta del planeta. En vaqueros. De la mina floreció su talento cosechado en casa y ,después de picar entre conservatorios y coros de iglesia, lleva 22 años enteros en la picota discreta de la música cinco estrellas. Artista social en busca de las melodías que unen los pueblos y les hacen trascender del y-tu-más. Tras dos décadas prodigiosas, cree que nada es imposible, aunque sea difícil. Ni siquiera Cataluña. Heras-Casado es hijo de policía nacional, y se siente Marca España diga lo que diga la burocracia. Sobre el podio, atrincherado en la calle. De música celestial, sí, pero muy lejos esas nubes grises del egocentrismo cultural.
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