LA OTRA CARA DEL COVID-19 (35)
Lucas tiene 5 años y estudia en un colegio de educación especial. Es uno de los 37.000 niños con nombres, apellidos y una discapacidad intelectual cuyos padres consideran que sus necesidades propias requieren colegios específicos. En su casa sueñan con que hable, sea autónomo y feliz, pero el Ministerio de Educación -en sintonía con la ONU- apuesta por cerrar la mayoría de estas aulas antes de 2030. En pleno caos del coronavirus, avanza el trámite parlamentario de la octava ley educativa de la democracia. Según Celaá, no son prisas. Según los padres, ni son formas, ni es urgente.
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