
Mujer de rojo sobre fondo político gris oscuro. Foto: Ragonar
Otro rollo en los escaños azules. Una surfera en la cresta de la ola de un PP en calma chicha. Pablo Casado vio su determinación y la fichó como promesa que ya rueda sobre el terreno de juego. Clara. De frente. Sin complejos. Aficionada al ajedrez: sus dos torres son Almeida y Ayuso. Y considera un enroque el cese de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz popular en el Congreso. Profetiza que los madrileños harán jaque-mate al Gobierno de Sánchez después de “la pesadilla” de esta pandemia. Apostata de los argumentarios. Ni se maquilla, ni se peina. Huelga de tacones. Más allá de su equipo, admira a Toni Cantó, y a Girauta, y le tiene cariño a Santiago Abascal, a quien retrata como un “constitucionalista canallita”. Su casilla está en el País Vasco. Anhela que los votantes de Vox vuelvan a casa. Su feminismo es “el de cualquier persona con dos dedos de frente”. Espera un F5 de frescura y autenticidad para las Nuevas Generaciones, la cantera que la vio nacer. Vasca. Tasca. Zasca. Anticaspa. Una motera de cuero libre.
Lea la entrevista entera en Confidencial Digital