
Foto: Santi G. Barros.
Lleva 45 años en la montaña rusa del cine, y ocho años después de la nube de Ocho apellidos vascos, en 2022 ha participado en siete películas y la segunda temporada de La Fortuna. Hiperventilan los papeles. Divino tesoro de rejuventud. Porque en su historia “ha habido telarañas en el frigorífico” y bajadas a los infiernos. Icíar Bollaín le sacó “de boxes”. Ha rodado con más de cuarenta directores y directoras diferentes, porque es un actor con un imán secreto: su humanidad tridimensional. Podio en “sabiduría de perdedor”. Discurso torrencial y contundente entre la madurez y la libertad sale de la boca de “una persona cariñosa, afable, de darme, de abrazar, besucón, zalamero, simpático, cachondo, jovial, verborreico y adjetivorreico”. Casi unas bodas de oro después, le acaban de dar el Mejor Actor en la SEMINCI por su papel en Vasil: una “fábula contemporánea sobre la amistad” y un retrato gráfico sobre las murallas de la incomunicación. Ya en los cines. Antes, La vida padre. Después, Reyes contra Santa. Y en 2023 volverá con Carmen Machi en La voz del sol. Peleón. Versátil. Social. Místico. Comedia, drama, aventura y vida. Koldo, Unamuno, Mariano y Karra. Vendaval.
Lee la entrevista en Confidencial Digital