
El presidente del Parlamento Andaluz es un médico de Familia con acento cordobés que baña la política del sur con un toque personal de naturalidad y campechanía. Viene de ser el ariete ejecutivo de la sanidad andaluza durante el hit de la pandemia y a sus 67 primaveras trae la vacuna del diálogo sincero a la cámara legislativa de la mano de Juanma Moreno: “una buena persona y un buen político”. Cree que la democracia está sana. Considera que los pactos entre centroderecha y centroizquierda deben ser posibles y serían síntoma de madurez. Espera que el PSOE andaluz resurja de sus cenizas, “porque es necesario”. Ve a Feijóo como un especialista en Rehabilitación para el país “articulación a articulación y órgano a órgano”. Como médico, le palpitan las urgencias: hay que mimar a los profesionales sanitarios, que son y serán «un bien escaso», y hay que resucitar a la Atención Primaria, “porque si no el sistema se hunde”. Hablando en plata, ha conseguido el oro del cariño ciudadano y eso le “llena de una forma espectacular. En su escudo, un lema entre la arena y el cielo: «A Dios rogando y con el mazo dando».
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