Estoy con la clásica novela de Tom Wolfe. Y desde que se abrieron las puertas del metro, hasta que ví la luz, he ido pensando contemplativamente en lo que hay que tener para ser un periodista con lo que hay que tener.
He pensado a brochazos:
1. Vocación: nada más triste que periodistas sin vocación y sin ilusión profesional. He visto grandes licenciados aptos sólo para una oposición, y estupendos filólogos e historiadores que la están liando en las redacciones del siglo XXI.
2. Ilusión: insisto, los periodistas grises no aportan nada. Ni siquiera en su día de gloria.
3. Cultura: leer una cosa detrás de otra. Y no Harry Potter, precisamente. Leer a unos y a otros. Libros. Periódicos. Dominicales. Blogs. Tuits… Un periodista que no reflexiona es lo mismo que un hombre que no piensa.
4. Capacidad de aprender: los demás son siempre una fuente, de noticias, o de aprendizaje. Escuchar. Entender. Comprender. Esa actitud es clave para evitar que los prejuicios condenen al buen periodista al ostracismo de las tertulias baratas, o del tuiteo radical…
5. Escribir bien, y escribir rápido. Obvio. Las redacciones tienen prisa.
6. Conectar con las personas: La confianza es clave en nuestro trabajo. Tratar bien a las personas es fundamental. La soberbia, la agresividad, y la mala leche tienen sus dosis, pero no pueden ser nunca la careta oficial. Conectar. Mirar a la cara abre muchas puertas.
7. Innovar. Cambiar, mejorar y progresar son disposiciones básicas para todo el mundo en el siglo XXI. En el caso del periodista, cambiar de estilo, de fuentes, de rollo…; mejorar el estilo, las fuentes, el rollo…, y progresar en el estilo, las fuentes y el rollo, son herramientas fundamentales. El periodista que no crece, disminuye.
8. Aprender de los colegas. En el mundo de la marca personal, un valor en alza debe ser la humildad. Ser bueno no implica hacer ostentación constante de que se es bueno. Un periodista que no sabe trabajar en equipo, aunque destaque individualmente sin pisar a nadie, es un periodista marginado en un mundo multimedia. Un periodista solo es un periodista rato. Y un periodista raro, es un periodista raro.
9. Retos. Si se tienen ilusiones, se tienen retos. Y si se tienen retos, se sale del aburguesamiento de la redacción y de la comodidad de la rutina para pensar siempre en crear cosas nuevas, en poner en marcha nuevas ideas. Un periodista que no aporta nada es un periodista prescindible.
10. Bien social. El periodismo es una manera de transformar el mundo a la que han sido llamados algunos. Por supuesto, no el 80% de los que han pasado por una facultad de Comunicación. Esa ilusión por ayudar a transformar el mundo, humanizarlo, hacerlo mejor, más libre, más justo… ¡No puede ser una utopía! Sin esa ilusión, el periodista será individualista, egoísta, soberbio, ególatra, exclusivista, fanático de sí mismo. Y triste.
Tom Wolfe habla de otra cosa en «Lo que hay que tener». Eso, se da por supuesto…