Andrés Herzog está vivo, resucitando UPyD, y poniendo a los magentas incluso por encima de ese vacío patético con el que los grandes medios de comunicación comulgan con el guión: sota, caballo, y rey. Y a partir de ahí, sus propuestas, caballero, no nos interesan, porque estamos muy ocupados cincelando la imagen pública -gratis, se supone- de los cuatro candidatos al podio.
Azote de Bankia. Jurista. Deportista. Pacífico. Sonriente. Amable. Cercano. Currante. Buen candidato, y diputado necesario para abrir brecha entre señores y señoras con abrigos buenos, manos largas y propuestas cortas. Aunque tengan 35 años y un talento de postín, masquen chicle, y hagan campaña en las discos.
Herzog batalla abriendo los caminos de ese anonimato injusto que dan los medios cuando no sales, todavía, en las encuestas. Está. Se le oye. Acierta. Herzog es palabras, propuestas, reformas, medidas, sentencias ganadas, corruptos vencidos, gestos, tiempo, trabajo.
A mí, además, me cae bien. Aunque las urnas le hundan, espero tomarme una copa con él para celebrar su trabajo bien hecho. Que la política es dura, lo sabemos. Pero el que va en serio se encuentra muchos zombis cabreados…
Ánimo, Andrés. Be Herzog.