Lord Baron y el periodismo de verdad

 

c3bfmhgweaemx56A los grandes periodistas se les huele de lejos.

Suelen ser discretos, porque han logrado domar el ego. Es fácil: ¿cuánto cobro? ¿Cuántas horas trabajo? ¿Cuánto dura en la humanidad mi trabajo? ¿Qué hacen en la intimidad con las páginas de los periódicos? Y ya. Raso. Serenos.

Leen y escuchan. Quizás no vomitan tuits compulsivos, ni ven la tele. Leen clásicos. Y leen a sus compañeros y a sus rivales. No son onanistas del gremio.

Conversan con amabilidad, saben retirar el foco de atención, cuentan sus secretos, comparten su experiencia. Si el periodismo es servicio, formar a los periodistas es un servicio previo.

Abominan de la frivolidad sin aspavientos, pero con coherencia. Ni la editan, ni la exigen, ni la venden. Son conscientes de que su ejercicio profesional es serio. Y son conscientes también de que la frivolidad periodística ha rebajado el oficio hasta límites insospechados.

No tienen miedo. Ni a que les echen. Ni a los políticos sin escrúpulos que no entienden los medios. Ni a la crisis publicitaria. Ni a la valía de sus subordinados. Ni a ser normales.

Innovan. Son creativos. Arriesgan con sensatez. Son aventureros prudentemente valientes. Nuevos géneros. Nuevos formatos. Nuevas apuestas. Nuevos temas. Nuevos enfoques. Nuevas maneras. Sus medios son organismos vivos. Se regeneran a diario, porque no son conservadores. Los conservadores periodísticos siempre son mediocres.

Valoran a su plantilla: sus condiciones laborales, su actualización profesional. Dan importancia a cada persona que participa en un proyecto periodístico.

Entienden los valores del periodismo y los defienden con los hechos. No son poetas de la profesión. Son prosistas de la coherencia.

Son fiables y transmiten su confianza sobre el medio. Tienen amigos. Tienen enemigos. Y tienen fuentes en los dos bandos.

Creen en los hechos, por encima de los análisis y de las opiniones. La verdad, por encima de todo. Y encima, ganan dinero, hacen que su medio suba, se convierten en un valor de marca. Y disfrutan. Disfrutan mucho. Se les nota.

Hoy estamos siguiendo los pasos de Marty Baron, director del Washington Post que ha venido a Madrid de la mano de Conversaciones Con. Cientos de periodistas se pegan a él. Con eso, te lo digo todo.

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