Foto: Álvaro García Fuentes
De friegaplatos a genio. Ferran Adrià encontró su vocación por casualidad “y he tenido mil veces más de lo que había soñado”. Descubrió elBulli el año que nació Rafa Nadal, y durante un permiso militar empezó la fiesta de la cocina española con más estrellas del mundo. Cocinero, chef, líder, revolucionario. Prestidigitador de los límites del comer. Maillot amarillo de “la creatividad competitiva extrema”. Concibió un ferrari y le nació un boeing. Sencillo y excelente. Trabajador apasionado. La humildad coronando las cimas. Cerró el restaurante y creó un menú del siglo XXII con elBullifoundation. Generoso. Social. Emprendedor de la innovación, alérgico a las rutinas. Intensamente ético. Artísticamente capaz. Científico. Mito. Rebelde honoris causa. Entre Cruyff y Guardiola. Metiendo goles en la portería de los egos espumosos que deconstruyen las vanguardias con el poder de un espejo, su familia y el sentido común de ser honesto con un trabajo que le ha vuelto loco de atar cabos y unir personas.
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