En el muro de cal viva de la sanidad hay dos corazones horteras pintados por San Valentín, y una pintada brusca, rápida, y casi hiriente, escrita en verde sobre blanco. Reza así: «La homeopatía es caca».
Te diré que tengo amigos que se dedican a la Homeopatía, y son personas honestas. Pero nunca les he tenido por «personal sanitario». Más bien les miro con ojos de empresarios.
Los científicos a pie de consulta -que son de los que más me fío, porque los laboratorios son muy interesantes, pero si están muy despegados de las personas, no son lo mismo- ven en la homeopatía unas chuches sin evidencia. Ni cura. Ni deja curar. Lo dice hoy en El Mundo José Miguel Mulet: «La homeopatía no ha curado a nadie en 200 años».
Una amplia mayoría de los profesionales sanitarios recela de la homeopatía cada vez con más virulencia. Las redes sociales, todo hay que decirlo, ha elevado el grado de comunicación de la libertad de expresión de los facultativos de la sanidad pública, que antes eran más dóciles. O parecían más dóciles. Y se escuchan ahora las cosas más claritas.
Homeopatía, no. Se oye a la izquierda, a la derecha, en el centro, y en el más allá. Homeopatía, caca.
Yo, qué quieres que te diga. Si la homeopatía se basa en la creencia de que la enfermedad no tiene una causa biológica, sino metafísica, mi NO no puede ser más rotundo. He estudiado algo de metafísica, me interesa la trascendencia, y no estoy dispuesto a condenarme al aburrimiento del materialismo absoluto. Pero a los que ven al hombre sólo con ojos metafísicos les huyo por naturaleza. Nada más ajeno a mis seguridades que evadirse de la biología con razones fideístas con hedor simoníaco.
Usted innove. Gane dinero. Haga el pino con los resortes de la Ciencia. Pero no confunda a la gente de buena voluntad que se cree más lo que ve en la tele que lo que le cuentan en el metro.
Hable usted de efectos psicológicos. Hable usted de lo que quiera. Pero no contagie el prestigio de esos tipos con bata blanca que trabajan para cuidarle de verdad, sin que tenga usted entrar en un herbolario sin miedo a que le violen la salud.
Yo hablo así. Y esto no es Nature…