Carlos Alsina: «¡Yo no quiero estar en ninguna barricada!»

la fotoFoto: Álvaro García Fuentes

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Hace unas semanas publiqué en El Confidencial Digital una entrevista conjunta a Carlos Alsina y Juan Ramón Lucas. Ahora publico en el blog las dos entrevistas completas, pero separadas.

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Era La Brújula de Onda Cero, y ahora es el pilar de la casa. Discreto. Discretísimo. Anti focos, anti entrevistas. Sonriente. Hace poco más de un mes dejó la radio de noche para despertar con contenido a los madrugadores de España. Sin Herrera en la Onda cree que Más de uno progresa adecuadamente. Discípulo de Luis del Olmo. Apóstol de la radio tranquila. Ídolo de la ironía. Maestro del monólogo de actualidad. Profeta de la radio bien hecha: con pimienta, con sal, con azúcar…, pero sin ácido sulfúrico. Alsina es radio española con denominación de origen.

Álvaro Sánchez León | @asanleo

San Sebastián de los Reyes. A solas en una sala de reuniones. De fondo, Juan Ramón Lucas habla en directo. Alsina, yo, y una lata de Coca-Cola. Es relativamente temprano y día de fiesta nacional, pero él lleva ya bastantes horas despierto. Acaba de terminar su sesión en Más de uno y ahora está en modo balance.

Le cuesta ponerse delante de una grabadora. Este es el perfil que más me gusta: la gente interesante que no busca desesperadamente estar en todas partes. Me haría entrevistador de personas discretas, si no fuera una profesión de riesgo…

Empezamos hablando del relevo de Casimiro García-Abadillo al frente de El Mundo. Y en poco tiempo el clima de la entrevista se convierte en conversación como de toda la vida.

Me encuentro en tres dimensiones lo que se escucha en su radio. Lo que se palpa en sus programas. La sorpresa de la naturalidad en persona. Tiene cara de sembrar confianza y recoger tempestades de oyentes, de amigos, de reconocimientos profesionales… Alguna tempestad también será incómoda. Pero él se fuma un puro. En sentido figurado.

Y una vez que ya está hecho el monólogo de ambiente: REC. Estamos en el aire.

Al que madruga Dios le ayuda. ¿Se confirma?

Espero que se confirme cuando salga el primer EGM… En realidad yo no madrugo… lo que hago es amanecer a última hora de la noche… Ahora llego a la radio a las 03.00-03.30, y vengo después de estar avanzando trabajo en casa. La gente cree que digo que vengo pronto como un mérito, pero es al revés. Es como una falta de aptitud profesional para ir muy rápido a esas horas… Lo que más envidio de la gente es ser capaz de ponerte ante el micrófono y que te salgan las frases bien hechas, sin necesidad de haberlas pensado mucho. Esa aptitud, de momento, no la tengo, igual que no tengo la capacidad de improvisar bien.

¿Pero está contento?

Sí.

¿Esperaba al menos un verano para hacerse a la idea de dejar la noche y amanecer el primero?

¡Sí, claro! Con el traspaso a la mañana ha habido muchos rumores, y todos están publicados. Yo estaba al tanto de la rumorología de la marcha de Carlos Herrera a la COPE, pero no tenía noticias oficiales. En marzo arrancaron de nuevo esos rumores, y entonces ya me informaron de que la posibilidad existía, y de que podía precipitarse. A partir de ese momento empecé a pensar en qué hacíamos…

Pero en su contrato ya se recogía esta posibilidad, ¿no?

En mi contrato, que es de 2008, se recoge la idea de que entre la empresa y yo hacíamos un pacto no obligatorio por ninguna de las dos partes de tenerse en cuenta la posibilidad de mi paso a las mañanas si hiciera falta en algún momento.

Una interpretación muy subjetiva. En las fotos oficiales del estreno del nuevo programa no se le ve como muy radiante…

Es que el día que hicimos las fotos no estaba yo en mi mejor momento…

Tampoco es usted una persona muy entusiasta, así, en general, ¿no?

Soy una persona que odia las fotos, salir en televisión… Me cuesta mucho hacer promoción de mi propio producto, porque creo que no lo hago bien… Pero vamos, el día que hicimos las fotos, además, estaba bastante tocado de salud. Y se ve, y eso que estoy súper maquillado… Esa parte artística del que sabe venderse, yo no la cultivo. Si de mí dependiera, los que hacemos los programas de radio no saldríamos en ningún sitio, ni se nos vería, ni se sabría qué cara tenemos… Somos personas con voz, y punto.

Me dicen en Onda Cero que todo eso es importante, que ahora es todo muy visual, que la notoriedad de la gente que hace los programas tiene mucho que ver con las audiencias… Todo eso lo he aprendido, y lo entiendo. Pero me gustaba aquello de que los que hacemos radio ni tenemos cara, ni se sabe nada de nosotros. Además, es mucho más cómodo que no te conozca nadie cuando vas a hacer la compra.

Usted y Juan Ramón Lucas son muy distintos en muchas cosas, ¿pero están a gusto trabajando juntos?

Sí. En muchas cosas somos muy parecidos. Nuestra idea de la radio pendiente de lo que está pasando es muy similar, y nos parecemos mucho en la forma de contar, en el talante ante el micrófono… Después, seguramente, tenemos aficiones y opiniones distintas, pero la convivencia está siendo muy normal.

¿Tiene la presión de emular a Carlos Herrera?

Tengo claro que no soy Carlos Herrera. Llevo muchos años haciendo programas largos en Onda Cero y sé que lo que puedo aportar es ser Carlos Alsina. Hay poco que descubrir. Como profesional estoy muy contrastado, para lo bueno y para lo malo. No hay ningún secreto. Tanto la cadena como yo tenemos claro que cuando se sustituye a Carlos Herrera en la mañana no le estamos buscando un heredero imitador. Yo no sé hacer de Carlos Herrera, ni aspiro a hacer de Carlos Herrera. Él tiene unos registros y capacidades que yo no tengo.

Lo que hemos hecho con Más de uno es adaptar lo que teníamos en la noche a las circunstancias y estructuras propias de la mañana. Lo que no es posible es cambiar de estilo porque te cambien de hora.

De todas formas, experiencia matinal en la radio ya tiene, y también en Onda Cero…

Sí, pero con dos diferencias muy grandes: la edad, porque hice radio matinal, pero con 20 años, y ahora las cosas son de otra manera; y otra es que cuando yo hice mañanas, acababa a las 08.00 y empezaba Luis del Olmo. Ahora, esas dos horas, de 08.00 a 10.00, son las que tienen más peso interpretativo, de entrevistas a los figurones… Eso yo no lo hacía en aquella época…

Para lo complicados que son estos horarios, desde el punto de vista personal, es mejor tener 20 años, pero para el producto que haces y la influencia que tiene, esto te tiene que coger con una cierta experiencia profesional.

¿Cómo se consigue en la radio innovar siendo el mismo y estando en el mismo sitio?

¡Ojalá lo supiera! No tengo la percepción de que innovemos tanto… Los géneros que utilizamos todos no son nuevos…

Quizás su monólogo sea un género diferente…

Ser el primero en hacer algo es muy difícil. En comunicación también hay que superar esa barrera del “esto nunca se ha hecho así”… Hace falta mucho arrojo para innovar de verdad, y que el medio te acompañe. Yo creo que no lo he conseguido con nada, ni siquiera con el monólogo, que es una adaptación a mi estilo, a mi forma de entender la realidad, y a nuestro público, de lo que hacía César Vidal en la COPE. Él fue el primero en hacer monólogos a las 20.00.

César empezó aquello de “corría el año…”. Claro, como es también historiador… ¡Cómo envidio yo a esa gente que tiene todo en la cabeza sin necesidad de trabajárselo mucho, porque le sale solo! Desde la discrepancia en el tono y en el trasfondo ideológico, aquello me pareció un hallazgo radiofónico. Oyéndole entendí que, aunque no compartas nada de lo que estás escuchando, estaba deseando seguir sus monólogos palabra a palabra para ver cómo seguían…

Para La Brújula me pareció un género muy interesante, con un toque más informativo y más desenfadado. Ahora ya no es innovador… Ahora parece que todos tenemos que empezar los programas con una parrafada…

Al tema de la innovación le doy muchas vueltas, e intento que cada día haya una novedad que no estuvo presente ayer en el programa, aunque sean variaciones pequeñas.

Puede ser que la innovación de Alsina radique también en construir programas ajenos a la ideologización de los medios… Haber conseguido un clima muy agradable en sus programas… Haber enterrado en sus horas de radio el periodismo de barricadas… Esos toques frescos de ironía…

Bueno, la ironía no es un mérito. No es algo que haya buscado. Es que viene conmigo… No sé hacer otra cosa. La ironía no la busco, surge. Tengo la suerte que, en contra de lo que piensa todo el mundo, yo creo que la ironía se entiende perfectamente en la radio, porque los oyentes son muy inteligentes, y lo captan.

Sobre lo demás, que sí que me parece que describe bien mis programas, varias acotaciones. Lo de la despolitización del programa y el buen ambiente que se respira, tampoco me parece una novedad. En todo caso, es recuperar algo que, como oyente, disfrutaba oyendo Antena 3 Radio. Aquélla radio combinaba el estilo opinativo y vehemente de José María García y Antonio Herrero, y el clima de pasarlo bien en las tertulias de Balbín, de García Juez, y de Antonio Herrero con Enrnest Lluch, y con Miguel Herrero… Discutían, pero parecía que entre ellos eran muy amigos.

O sea, que la innovación de Alsina es copiar, y mejorar después con su propio estilo…

Puede ser. Me quedé con lo que me gustaba de oyente para traerlo a mi etapa como profesional de la radio.

Lo de la identificación política es otro tema interesante. Yo crecí teniendo como valor muy positivo para un periodista que nadie supiera a quién vota. La imparcialidad era, entonces, una virtud… Después vivimos otros años en los que se dio la vuelta a esa tortilla, y la indefinición política se entendió como una carencia…

Quizás el periodismo de bufanda nos ha hecho mucho daño…

Contar lo que hay honradamente es un principio básico de nuestra profesión. Ahora estamos en una fase sana de recuperar esta idea de que la imparcialidad de quien lleva un programa no es un defecto. Espero que eso vuelva a estar bien visto…

¿Su carrera profesional confirma que el periodismo sin barricadas es el que cuaja a largo plazo?

Mi carrera confirma que el periodismo sin barricadas puede cuajar en algunos casos… No sé si a largo o a medio… El periodismo de muchas barricadas también está funcionando bien. ¡Pero yo no quiero estar en ninguna barricada! Cada uno tiene su idea de en qué consiste nuestro oficio. Llamamos periodismo a actividades que son muy distintas. Mi idea del periodismo no tiene nada que ver con el activismo político, ni con el afán por manipular para asentar opiniones determinadas… Lo mío tiene que ver con algo mucho más sencillo: te cuento lo que ha pasado como yo lo he visto, y si tú me escuchas cada día, y te vas fiando de mí, espero en que llegue un momento en que ni te plantees que te estoy colando nada.

Los hombres tranquilos de La Brújula... Sabiendo que la objetividad no existe, ¿el punto medio de la radio es Onda Cero?

Creo que sí. No es que lo demás no estén en el punto medio, es que nosotros somos más diversos que el resto, aunque tampoco sé si de la diversidad sale el punto medio… Lo que sí sé es que en la oferta radiofónica de Onda Cero hay comunicadores, puntos de vista y formatos más diversos que en el resto de las cadenas. Insisto en que eso no es un defecto de las demás cadena, porque aquí cada uno hace la apuesta que quiere. Detecto más uniformidad, que otros llaman homogeneidad, y otros, coherencia editorial, en las otras cadenas. En la nuestra detecto, y a eso yo también le llamo coherencia editorial, una diversidad de planteamientos, opiniones y posiciones que es posible que nos derive mejor hacia el punto medio.

Tranquilo Alsina, y tranquila su radio. ¿Cómo se compagina ese clima de paz con este mundo hiperactivo de los medios?

En mi caso, bien, porque he aprendido a hacerlo: que aunque a mi alrededor se estén cayendo las paredes, lo importante es tener muy claro qué es lo siguiente que hay que hacer. Eso que es muy difícil conseguir en una redacción, porque solemos estar todos en modo trepidante, creo que es muy importante cuando tú tomas las decisiones. Cuando tú no tomas las decisiones últimas, te puedes permitir el lujo de dejarte llevar por la trepidación. Si además eres tú el que sale al micrófono, esa capacidad de enfriar las cosas es clave.

¿Se puede ser pacífico con la Administración?

Se tiene que ser crítico con la Administración, y si la crítica exige ser beligerante, pues habrá que serlo. Con la Administración, y con lo que no es Administración. Pero tampoco es imprescindible empeñarse en estar en guerra permanente con alguien sólo porque necesitas demostrar que eres capaz de pelearte. La crítica debe estar justificada, porque si no, dará la impresión de que tu discurso se nutre de manías o de animadversión.

¿Qué cree que dicen de usted por los pasillos de Moncloa?

Depende, porque Moncloa es muy grande y hay mucha gente trabajando allí… Habrá algunos que me detesten directamente, y otros pensarán que hago un buen trabajo todos los días, y que si se quitan sus orejeras y sus intereses de partido o de Gobierno, pues igual llegan a la conclusión de que este tipo no lo hace mal…

En Moncloa son muchos. Y la opinión de una, o de uno, no hay por qué adjudicársela a toda la Presidencia del Gobierno, ni al propio presidente… Son solo opiniones personales, que tienen que ver con muchas cosas, porque no sólo nacen de un análisis serio de mis programas.

¿Tiene fácil que pasen por su programa los representantes de la Administración, o cada vez que lo intenta se encuentras con un muro?

Procuro evitar el contacto directo con los altos cargos, y en general, con las personas con las que después tengo que hablar críticamente en mi programa, porque creo que, si te puedes permitir el lujo de la distancia, porque no necesitas un contacto directo con las fuentes, como es mi caso, puedo tener la perspectiva que da no ser amigos, ni deber nada a nadie. Una perspectiva que yo llamo libertad.

Por la tarde-noche, las noticias están cocinadas. Hay margen para pensar, para llamar, para contrastar. ¿Cómo se informa en España a las 06.00 am?

Por la mañana todo está más cocinado que por la noche, porque raramente sucede algo a las 06.00 de la mañana que te cambie el panorama informativo. Además, tienes más ayudas: el paisaje que ha dibujado cada periódico, los informativos, el programa de actualidad de la noche de tu cadena… Por la tarde-noche yo tenía que poner más de mi parte para pintar el cuadro.

Por las mañanas la cuestión es tener la habilidad de que no parezca que tu cuadro se ha quedado antiguo; de que lo que estoy contando a primerísima hora igual a las diez de la noche ya se sabía todo, y sin embargo, se trata de que parezca que el producto es fresco, porque si no, qué sentido tiene.

¿Le da la vida para escuchar La Brújula con María Hernández?

Claro, claro. Procuro amanecer a las 20.00 para escuchar a María. Resulta muy raro escuchar un programa que has hecho durante muchos años y que hace la persona que ha estado siempre a tu lado, con la misma sintonía, la misma estructura…

Aunque María Hernández no sea una estrella especialmente conocida, ¿cree que Onda Cero apostará por ella para que siga llevando La Brújula, o se rendirá ante el poder de un/a famoso/a?

No sé lo que pasará. Yo estaría encantado si María se queda haciendo La Brújula siempre. Además, tiene carrera, trayectoria, experiencia y talento suficiente para eso, y para más.

Alsina es, en la radio, Alsina, más lo que ha escuchado y visto Alsina en otros colegas. ¿Qué virtud del buen comunicador ha aprendido usted de…

…Concha García Campoy?

La capacidad para escuchar a la persona entrevistada y sacar de ahí las siguientes preguntas.

            …Javier González Ferrari?

El ritmo informativo en la radio, la entrevista corta. Con él hice mañana y noche, y era el hombre de lo inmediato.

…Iñaki Gabilondo?

A Iñaki le he escuchado poco. Hay un Iñaki que es el que más me gusta, que es el más reflexivo, el ecuánime, el distante para analizar… Él mismo ha contado que hubo una época en la que dejó de ser Iñaki, y pasó de la interpretación al activismo. Tengo entendido que está arrepentido de eso, y yo le entiendo. Hay veces que tienes esa tentación, cuando hay algo que te afecta más. Es lo que le pasó a él con Aznar: ves una persona con mucha influencia y que manda mucho que pretende convertirte en un indeseable porque entendéis las cosas de manera distinta… Entiendo que ahí, lo que te pide el cuerpo es reaccionar, siendo más beligerante que lo que, en mi opinión, debe ser un periodista. A mí ese papel no me gusta. El otro Iñaki si me gustaba.

            …Antonio Herrero?

A él le conozco de oyente. Supo adaptar el estilo de José María García a la actualidad general, que eso nos puede parecer ahora muy común. Él debió de ser de los primeros en empezar la radio a las 06.00. Como oyente, le reconocería su arrojo para ser el primero en hacer cosas nuevas.

Luis del Olmo?

Es muchas cosas. Aparte de que es un señor de Onda Cero, en todos los sentidos, o el señor de este medio, de él he aprendido cómo se estructura un programa, cómo se lleva el ritmo, sin que ritmo equivalga a velocidad; he aprendido a organizar una orquesta con muchos componentes distintos y que suene de una manera armónica, sin que la presencia del director se tenga que percibir todo el tiempo. Por él tengo un gran afecto y un gran agradecimiento, porque siempre ha confiado mucho en mí, también cuando tenía 20 años y era más arriesgado demostrar tanta confianza…

¿Algún amigo le ha dicho que le quiere, pero que a las 06.00 de la mañana no es capaz de comprometerse con su nuevo programa?

¡Todos! Y les digo que el programa empieza a las 06.00, pero que también sigue a las 07.00, y a las 08.00…

Unas palabras para definir a sus colaboradores más estrechos:


¿Rubén Amón?

Inclasificable, imprevisible…

            ¿Vicente Vallés?

Una de las cabezas mejor amuebladas que yo conozco. Es tal el sosiego que transmite, que yo creo que, a veces, él mismo desearía ser menos sosegado…

Hay quien dice que si son primos, porque son muy parecidos en todo…

Yo soy más alto que Vicente, y él es del Atleti, y yo del Madrid, aunque me importe muy poco el fútbol…

            ¿Fernando Ónega?

Me ha dado consejos muy buenos. En un programa de actualidad aporta el poso de lo que yo es imposible que tenga: todo lo que él ha vivido, de historia, y de años de profesión. Es muy periodista y muy radiofónico.

            ¿David Gistau?

Tiene la asombrosa habilidad de hablar como escribe. Si existiera un aparato que conectara el micrófono a la impresora, de mi programa saldrían columnas suyas dignas de publicarse. Además, tiene una cultura enorme y una cosa que también envidio: se acuerda de todo lo que ha leído, visto, o visitado… y lo reproduce en directo. Es lo que le pasa también a Rubén Amón.

            ¿Manuel Jabois?

Es un genio. Es un tipo muy humilde, muy honrado, que escribe muy bien. Igual que Gistau, aunque a David le dejen prodigarse menos, tiene la cualidad de que, siendo comentarista o columnista, en el fondo es un reportero. Así como Rubén tiene alma de corresponsal, Jabois y Gistau son reporteros, incluso cuando están opinando, y eso me parece muy sano.

            ¿Marta García Aller?

Marta es la curiosidad personificada, con una gran capacidad para ver historias donde los demás no las vemos. Además, es muy maja.

            ¿Javier Gómez?

Javi es un tipo al que estamos descubriendo profesionalmente, a pesar de que lleva unos cuantos años de oficio. Le teníamos, o le tenían, ubicado y casi constreñido en un ámbito temático que para él es menor… Le interesa todo: la política, la política internacional… Y tiene mucha gracia contando las cosas. Además, tiene muchas ideas propias, y se le ocurren siempre muchas formas nuevas en todo. Es el hombre perfecto para dirigir un magazine, o lo que le pongas… Tiene un nivel de autoexigencia que a mí me bruma un poco. Es muy perfeccionista.

¿Echa en falta a alguien que esté por llegar al programa?

Que hay gente que está por llegar, es seguro. Que tenga nombres concretos, no. Me gustaría contar con muchas personas, pero el programa tiene una limitación horaria y presupuestaria… Pero habrá incorporaciones, porque así ha sido en todos los programas que he hecho, también porque conoces a gente nueva.

¿Ha pensando ya en cómo se codeará desde septiembre con Carlos Herrera?

Pues muy bien, como siempre. Nos llevamos perfectamente, y no lo digo porque tenga que quedar bien. Le admiro profundamente. Su versatilidad ante el micrófono lo demás no la tenemos. Es capaz de hacer una entrevista muy seria, de hacer una guasa buenísima, un comentario editorial… Todo le sale, y le sale bien. En lo personal nunca hemos tenido ningún problema…

Y coincide también en la misma franja horaria, y en cadenas distintas, con Ángel Expósito, que también le llevó la prensa en La Brújula hace un tiempo. Van a coincidir tres amigos compitiendo…

¡Pues claro! Y con Pepa Bueno, que aunque profesionalmente hemos coincidido menos, los dos nos tenemos mucho aprecio… Eso es estupendo. Lo de la competencia consiste en que cada uno está en su medio, haciendo el producto que nos sale hacer, con nuestro enfoque… y los oyentes españoles tienen la bendita capacidad de elegir entre propuestas muy distintas, que es maravilloso. Todos los programas de la mañana son buenos. Entre nosotros no estamos mirándonos constantemente. Esto no es la tele.

¿Alsina es fan de Julia Otero?

En algunas cosas, sí. Lo que pasa es que yo, en general, soy poco entusiasta, y poco mitómano. Partiendo de que soy poco fanático, me gusta que esté en Onda Cero.

En alguna ocasión se ha notado entre los dos una cierta tensión, y en directo…

Se ha notado, porque la hubo. Era un debate real, no había nada impostado. Pero fueron un par de veces en tres años. Y ya está, aunque en You Tube queden archivadas sólo las polémicas…

Un mes después de amanecer en las ondas, ¿cómo sería su monólogo de balance?

Empezaría diciendo: “Estoy en ello”. Quiero decir que aún no estoy del todo, creo yo… El programa progresa adecuadamente, pero tengo la percepción de que todavía no está rematado del todo. Lo cierto es que llevamos un mes en antena…

¿Qué ha aprendido de Juan Ramón Lucas en estos días de trabajo conjunto?

Aprecio mucho su capacidad de darle una vuelta más a los temas a partir de donde los he dejado. Una vuelta más que no suele ser política, y eso me oxigena mucho. Yo oigo cómo cuenta lo que yo he estado contando desde las 06.00, y todo me suena a nuevo.

Dicen que usted llegó a la radio gracias a la audacia de creerse el sueño americano. Una llamada a Luis de Benito cuando nacía Onda Cero, y mucha suerte. ¿Sería usted así de generoso si alguien llama a su puerta desde la nada?

Si tiene audacia, ingenio y sabe liarme para que le reciba, sí.

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