En un pisito digno, pero de serie, de un barrio “que entenderá que no le diga, por proteger mi identidad”, viven Jesús y Nuria. Nuria sobrevive. Jesús es la cara de la vergüenza. Fotógrafo de bodas, bautizos y comuniones con pretensiones contemporáneas. Este señor de edad indeterminada –“ahora estoy en la mejor”-, nacido en Palencia y con nivel de estudios “first certificaite”, se ha convertido en el español del que todos hablan… mal…

Jesús Gutiérrez es el alma de Vergüenza, la serie de Movistar+ que ha puesto en rojo los audímetros y que cubre de rubor la geografía nacional. Lo de la tercera temporada ha sido el no va a más del prurito ajeno. En un contexto de deshonor instangramero, oprobio sin fisuras, impudor exhibicionista y sofoco de bochorno, hemos venido a su hogar con olor a naftalina para entrevistarle en exclusiva. Al salir del ascensor, ya en su rellano, hemos visto un calzoncillo manchado en el pomo de la puerta del vecino de enfrente. No es una metáfora. Es, solo, la primera impresión de una conversación surrealista con el nuevo patrón de ficción de la España sumergida.

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