
Mayo de 2015. El Español está a punto de dar a luz. Entrevista en el despacho de un periodista al que siempre había admirado. Me leí todos sus libros. Me interesaban sus cartas dominicales. Me pareció valiente, audaz, contrapoder, inquietante, poderoso, culto, moderno, atractivo, sugerente.
-¿Ya no?
-Estoy aclarándome. De todas formas, lo que yo podía intentar ya lo está bordando en su casa Daniel Ramírez.
En el fondo, creo, yo quería que me convirtiera en un David Gistau. Con el riesgo de mutar en el camino en otra mucha gente que se ha formado en sus manos y que dista mucho de mi concepción de buen periodista-buena persona.
Pedrojota Ramírez en tirantes de andar por la redacción como si fuera una primera casa. En la sala de timones desde que en 1980 asumiera la dirección de Diario 16. Después: El Mundo. Y ahora, la carne.
Siempre había querido conocerle. Siempre había querido trabajar cerca de él. Siempre me dijeron que no sabía lo que decía. Siempre me dio igual. Siempre sé que habríamos acabado fatal. Siempre me da pena no haber sido capaz de conquistarle. Y lo he intentado por vías diferentes, hasta que aquel día de mayo de hace cinco años se lo dije al acabar la entrevista. Me dijo: «Ya haremos algo juntos». Y hasta ahora…
-¿De verdad te gustaría trabajar con él?
-Tengo curiosidad. Fue más pasional en mi primera juventud. Quizás ahora le mandaría a la mierda con más personalidad cuando me encargara algo que repudie mi conciencia. Pero estoy seguro que a él eso le hace gracia.
Total. Aquella conversación fue en plena primavera de un año 2015 en la que él se hacía llamar «el arponero ingenuo» y andaba como un niño con periódico nuevo. Decía en la intro de aquella conversación a calzón quitao que era «el hombre al que España le ha visto todo», que sabía demasiado, y jugué con las sinestesias: «Empieza por P: Púgil. Personaje. Piloto. Pastor. Pensador. Picador. Picapedrero. Primicia. Paracaidista. Polémico. Patriarcal. Parlante. Portada. Periodista… En ningún caso, Pasapalabra».
Dije entonces: «Mezcle usted la tinta de sus venas, su experiencia, los libros leídos y los libros pensados, las conversaciones archivadas, los SMS recibidos… Añada su amistad íntima con los presidentes de la Democracia, y su consecuente enemistad publicada cuando el bus de la confianza se pasó tres pueblos. Sume su historia, su personaje, su aureola, su pluma bífida, su amor/odio, sus gónadas, sus fans, sus enemigos, su verbo liberal, su porte de Primera Plana, su carácter, sus dimes, sus diretes. Y remueva la coctelera mientras lee esta entrevista. Así. Bien».
-¿Te dio titulares?
-Me dio titulares efímeros, como el que abrió aquella conversación: «El día en que Rajoy deje de ser presidente, desaparecerá por completo de mi vida». Y justo hace ahora dos años aquel titular se me quedó viejo. Pero también me contó líneas de su historia y me aclaró algunas partes de su mapa mental. Y es posible que en cinco años haya envejecido alguna de esas reflexiones. Porque estos cinco años, en lo personal, ha sido un F5 potente en la vida de Pedrojota.
Sobre su historia profesional, me comentó que guardaba los buenos recuerdos de su trabajo junto a Casimiro García-Abadillo. Me contó que esperaba que El Español fuera un periódico muy diferente y me confesó que esperaba «poder demostrar que no hace falta papel, como dice la razón social de nuestra compañía editora, para cumplir las funciones que tradicionalmente han cumplido los medios escritos, y ser, además, más atractivo para los lectores, y más eficiente, como modelo de negocio».
-¿Lo ha conseguido?
-Creo que El Español es irregular. Influye en cuestiones muy puntuales. El Confidencial ha sido mucho más punta de lanza en ese camino hacia el podio. Hay que tener en cuenta que El Español nació con un Plan A y pronto pasó a un Plan B.
-¿En qué sentido?
-Seguramente El Español estaría en el podio nacional si hubiera seguido adelante con el equipo A de profesionales que se enrolaron en el proyecto desde el principio. De ellos ahora no quedan ni las raspas, salvo los jefes. De hecho, en esta entrevista le pedía que me hablara de María Ramírez, Jordi Pérez Colomé, Pablo Romero, Daniel Basteiro, Eduardo Suárez… Todos están ya muy lejos de aquel proyecto palpitante.
Pedrojota quería hacer de El Español su mejor periódico. Todavía El Mundo le da muchas vueltas. Él quería hacer algo grande que devolviera al periodismo a una nueva edad de oro. Estamos lejos. El periodismo ni huele el oro. Hay enromes profesionales, pero entre la crisis del sector y la crisis de las personas, el charco está espeso.
Sobre la España contemporánea que le ha tocado vivir, hablamos de Felipe González, de Aznar -compañero de pádel-, de Rajoy, su «estafermo» perpetuo; de Zapatero, «el más tolerante con el trabajo de los periodistas». Me dijo que «tener acceso y entender el factor humano creo que es la única manera de poder entender los actos de los gobernantes. Luego, el gobernante que te deja acercarte espera que le trates bien, y como inexorablemente llega un momento en que no estás de acuerdo con lo que hace, le criticas, y entonces siempre se produce el distanciamiento más o menos agrio. Las relaciones entre los políticos y los periodistas siempre terminan mal».
Profetizó mal sobre Esperanza Aguirre. Rajó de Artur Mas -«está dilapidando y despilfarrando las energías de muchos catalanes en un proyecto quimérico y absurdo»-, profetizó bien la «resurrección» del PSOE: «Creo que Pedro Sánchez tiene mucho más futuro político que Rajoy«. Incluso intuyó la caída de Cospedal y de Soraya Sáenz de Santamaría: «El día en que llegue la renovación del PP de manera democrática, lo cual ocurrirá cuando esté en la oposición, no creo que ninguna de las dos vaya a tener ningún papel importante». De hecho, ya no existen.

Sobre su modus pensandi, me explicó qué era un liberal en el siglo XXI. Y me reconoció que hubo una etapa de su vida en la que colgó en su habitación un póster de Marx… «Sí, pero duró dos meses. Yo nunca he sido ni comunista, ni franquista, ni fascista, ni nada por el estilo».
Se erigió en promotor del concepto «casta» antes que Podemos. Entonces me dijo sobre el partido de Iglesias: «En conjunto, Podemos, hasta ahora, ha sido un fenómeno más positivo que negativo para la vida política española, porque ha servido de revulsivo y ha roto el ciclo de la resignación, mostrando el camino para que otros, como Ciudadanos, estén planteando también una enmienda profunda a la partitocracia dominante. Han demostrado que, partiendo de muy poco, se puede conseguir mucho si representas la sensibilidad de una parte de la ciudadanía (…) Otra cosa es que esté de acuerdo con sus ideas, con sus propuestas, y con sus propósitos. Ya veremos el día que gobierne alguna institución –si gobierna- qué es lo que pasa». Y en eso estamos ahora.
Sobre sus 25 años al frente de El Mundo me confesó que no se arrepentía de nada, «porque, si alguna vez cometimos errores, que seguramente sí, fue desde la buena voluntad, desde la honestidad, desde el convencimiento de que las cosas eran como nosotros decíamos. Jamás publicamos algo que nosotros pensáramos que no fuera cierto». Que nunca fue capaz de sumar a Alfonso Ussía y a Gregorio Morán a la cabecera a pesar de «tirarle los tejos».
Y le hice un test rápido de verdadero o falso. Copio:
1. Pedrojota es menos vanidoso en la medida en que pasan los años.
Probablemente sea verdadero. El tiempo aplaca todos los defectos…
2. No está usted en la Academia de la Lengua porque Cebrián domina ese cotarro.
Falso. La verdad es que esa es la última de mis aspiraciones. Es algo en lo que no he pensado ni una sola vez.
3. Nunca le ha interesado ejercer el poder político.
Verdadero.
4. Al pádel le ganan ya casi todos sus amigos…
Verdadero… Bueno, no, no, ¡falso!, porque tengo amigos que son muy maulas… Me ganan sólo casi todos los buenos…
5. Rato es la historia de un buen hombre con demasiado poder.
Falso. Hay cosas que un buen hombre no haría nunca.
6. Los SMS de Bárcenas se los enviaron desde Génova.
Falso.
7. Gracias al doctor Villamor ahora tiene más cintura. En general.
Eso es verdadero. Me operó con gran éxito de las caderas…
8. La abdicación del Rey tuvo que ver con las noticias de Ana Romero en su etapa como director de El Mundo.
En sentido general, verdadero.
9. El 60% de los redactores de El Mundo nunca habló con usted una palabra.
Falso.
10. Trabajar con gente joven le ha hecho sonreír más y controlar menos.
Es cierto que paso por una de las etapas más felices de mi vida.
Le pregunté por el buen periodista. Me contestó que era «muy sencillo. Se trata de tener la capacidad de mirarte todos los días al espejo y preguntarte si estás jugando limpio. Es decir, si aquello que estás publicando es lo que crees que es cierto, si no te estás haciendo trampas en el solitario, si no estás cediendo a la tentación de que la realidad no te estropee el buen titular, si estás cumpliendo la función social que te corresponde con la honestidad necesaria… Un buen periodista es el que está dispuesto a cambiar de opinión cuando la realidad le ofrece nuevos elementos de juicio. Ese es el sentido en el que pienso que el periodista debe ser un hombre cabal, un hombre íntegro, un hombre completo». Hoy habría que acotar: «un hombre o una mujer».

Acabé aquella conversación rebobinando así:
Pedrojota, todo junto, es nombre propio del Periodismo. Una vez que esa verdad objetiva se ha tenido en cuenta, cada cual que se ponga en su platillo de la balanza, y que la historia decida su precio justo. La misma historia que cuenta sus aciertos, sus naufragios, y las aventuras y desventuras de su libertad. La que mide a los hombres por sus obras, y no por las apariencias, o los prejuicios. Ni siquiera sólo por sus palabras.
«Pedrojota, todo junto, es un referente de las artes liberales cultivadas por un hombre evidentemente libre. Dominador del Trivium y del Quadrivium. De las ciencias de la elocuencia y de las ciencias matemáticas, porque el Periodismo también es estar de vuelta y saber Trigonometría.
Pedrojota es un atleta de este oficio.
Habrá quien asuma, pero no trague. Quien reconozca, pero no comparta. Quien admita, pero no comulgue.
Y habrá quien construya sobre Pedrojota su propio mito particular sumando al Sísifo del periodismo español, la astucia de Aracne perseguida por los recelos de la divina Minerva, y las sorpresas vivas que se cuecen en su caja de Pandora…
Al coleccionista de citas de memoria, una rebuscada en Google, las cosas como son: «No sé cuál es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo». (Bill Cosby).
Unos días después de publicar la entrevista, escribí este post en este mismo blog.
Estimado Pedrojota con el que me tomaría un rebujito sin reloj o un gin-tonic en tu fantasiosa biblioteca personal: muchas felicidades por estas décadas de director. Con o sin crisis de los 40, eres un personaje con capitel. Invítame a tu fiesta.